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martes, 2 de junio de 2020

BUSCAD EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA

"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Mt 6:33. (RVR 1960)
En este pasaje de la Escritura, nuestro Señor Jesucristo hace una invitación maravillosa, haciendo un llamado de atención a quienes le oían, de que debían tener una certidumbre de que Dios podía sobrellevar su ansiedad, sus problemas y que no se afanaran en aquellas cosas que ciertamente son perecederas, y define aquella invitación orientada a la búsqueda plena del reino de Dios y aquellos componentes de la esencia de nuestro Dios, principalmente su justicia cuya cualidad no debe ser desconocida para nosotros, relata el apóstol Juan allí en su primea epístola.

Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 1 Jn 3:7. (RVR1960).

¿De que consta la Justicia? ¿como la conocemos nosotros?, ¿el mundo?, ¿la iglesia?, etc. El tener un entendimiento claro, puede ayudarnos a diferenciarnos del mundo.

Según la RAE1 (principal emisor de definiciones y la fuente más confiable para ello) justicia es, “Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”, en otras palabras, seria equidad, transparencia, hacer las cosas bajo una estipulación moral y como la definición lo menciona dar a cada cual lo que merece o corresponde.

De esta manera y poniendo bajo la lupa a la humanidad tendríamos tres tipos de justicia, la primera ya la hemos nombrado, pero detallaremos las tres de la siguiente manera:

1.       Pagar bien con bien o mal con mal: aquí se incluiría lo que manifiesta la definición de la RAE, y es la justicia que “aplica” el poder judicial ordinario, otorgando lo que es justo a cada persona según sus actos. Y aquella que le establece mediante la ley, nuestro Dios al pueblo de Israel. Más si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. Ex 21:24-25. (RVR1960).

2.       Pagar el bien con mal: podríamos decir que es la definición que apunta al hombre secular, aquel que no ha conocido a Dios, aquel que en todo lo que hace busca su beneficio personal, o bien que ha recibido beneficios de otro ya sea amigo, familiar, autoridad o Dios, de esta manera aquel que no ha conocido a Dios o más bien lo ha conocido de igual manera, y no hace el bien ni le rinde el tributo y honra que el merece, está pagando con mal el bien, somos deudores a diario de nuestro Dios, solo el vivir ya nos hace deudores, de esta manera actúa el hombre natural recibiendo beneficios de parte de él, que es solo lo que recibimos, no dedicamos nuestra vida o servicio a Dios como deberíamos, aun mas aquellos que no le han conocido y/o no le quieren conocer. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Lm 3:22-23. (RVR1960).

3.       Pagar el mal con bien: la más difícil de las acciones y un mandamiento directo de nuestro señor Jesús allí en su sermón del monte, en el que hace recordatorio de aquella orden que indicaba equilibrar la balanza de la justicia, cobrando ojo por ojo y diente por diente, pero Jesús da una muestra de cómo debe ser la verdadera justicia, en la que manifiesta que se debe amar aun a los enemigos, ya que no hay beneficio en pagar bien con bien, no hay justicia en ello, sino que se debe amar a nuestros enemigos y aquellos que nos hacen mal poner la segunda mejilla, y así en muchas más maneras que el relata en aquel significativo sermón del monte.

Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Lc 6:38:48. (RVR1960).

No queda duda de cuál es entonces la esencia de la justicia de Dios, el mostró su amor para con nosotros aun siendo pecadores, Cristo murió por nosotros (Ro 5:8), el pagó de manera cierta con su ejemplo como debe ser la Justicia aplicada sobre quienes le siguen y si hemos sido nosotros alcanzados por esta ¿Por qué no actuar bajo esta misma justicia? ¿Por qué nos afanamos en buscar respuesta a la injusticia sobre nosotros? Y muchas veces ¿buscarla por nuestras propias manos? Aludiendo ¡INJUSTICIA! Si, puede haber injusticia, ¿pero bajo que parámetro es injusticia? Ya que, si Cristo nos perdonó de manera que nos teníamos escapatoria a nuestra condena eterna, y aún más su mensaje es claro con respecto a practicar la verdadera Justicia, ¡Su Justicia! ¿Por qué la práctica permanece en nosotros?

Dios nos da una muestra clara de cómo quiere que actuemos y aún más en el versículo inicial, cuáles deben ser nuestros objetivos en esta vida en la que caminamos hacia la vida eterna. Él nos ayude a considerar sus preceptos, pero como realmente deben ser considerados, para que haya vida, comunión, sanidad y cuantos otros frutos en medio de su pueblo, por medio de la promesa que hay sobre el pueblo de Dios a través de su palabra, conforme al perdón que debe existir en medio de sus seguidores.

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Col 3:12-14. (RVR1960).


Referencias:

1.       REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3 en línea]. < https://dle.rae.es/justicia> [02- junio - 2020].
2.       Todas las referencias bíblicas se basaron en la versión Reina Valera 1960, (RVA1960) disponible online en el sitio web Biblegateway

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