"Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Mt 6:33. (RVR 1960)
En este pasaje de la Escritura, nuestro Señor Jesucristo hace una invitación
maravillosa, haciendo un llamado de atención a quienes le oían, de que debían
tener una certidumbre de que Dios podía sobrellevar su ansiedad, sus problemas
y que no se afanaran en aquellas cosas que ciertamente son perecederas, y
define aquella invitación orientada a la búsqueda plena del reino de Dios y aquellos
componentes de la esencia de nuestro Dios, principalmente su justicia cuya
cualidad no debe ser desconocida para nosotros, relata el apóstol Juan allí en
su primea epístola.
Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 1 Jn 3:7. (RVR1960).
¿De que consta la Justicia? ¿como la conocemos nosotros?, ¿el mundo?, ¿la
iglesia?, etc. El tener un entendimiento claro, puede ayudarnos a
diferenciarnos del mundo.
Según la RAE1 (principal emisor de definiciones y la fuente más
confiable para ello) justicia es, “Principio moral que lleva a dar a cada uno
lo que le corresponde o pertenece”, en otras palabras, seria equidad, transparencia,
hacer las cosas bajo una estipulación moral y como la definición lo menciona
dar a cada cual lo que merece o corresponde.
De esta manera y poniendo bajo la lupa a la humanidad tendríamos tres tipos
de justicia, la primera ya la hemos nombrado, pero detallaremos las tres de la
siguiente manera:
1. Pagar bien con bien o mal con mal: aquí se incluiría lo que manifiesta la definición
de la RAE, y es la justicia que “aplica” el poder judicial ordinario, otorgando
lo que es justo a cada persona según sus actos. Y aquella que le establece
mediante la ley, nuestro Dios al pueblo de Israel. Más si hubiere muerte, entonces
pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por
pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. Ex 21:24-25. (RVR1960).
2. Pagar el bien con mal: podríamos decir que es la definición que apunta al hombre secular, aquel
que no ha conocido a Dios, aquel que en todo lo que hace busca su beneficio
personal, o bien que ha recibido beneficios de otro ya sea amigo, familiar,
autoridad o Dios, de esta manera aquel que no ha conocido a Dios o más bien lo
ha conocido de igual manera, y no hace el bien ni le rinde el tributo y honra
que el merece, está pagando con mal el bien, somos deudores a diario de nuestro
Dios, solo el vivir ya nos hace deudores, de esta manera actúa el hombre
natural recibiendo beneficios de parte de él, que es solo lo que recibimos, no
dedicamos nuestra vida o servicio a Dios como deberíamos, aun mas aquellos que
no le han conocido y/o no le quieren conocer. Por la misericordia de Jehová no
hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son
cada mañana; grande es tu fidelidad. Lm 3:22-23. (RVR1960).
3.
Pagar el mal con bien: la más difícil de las acciones y un
mandamiento directo de nuestro señor Jesús allí en su sermón del monte, en el
que hace recordatorio de aquella orden que indicaba equilibrar la balanza de la
justicia, cobrando ojo por ojo y diente por diente, pero Jesús da una muestra
de cómo debe ser la verdadera justicia, en la que manifiesta que se debe amar
aun a los enemigos, ya que no hay beneficio en pagar bien con bien, no hay justicia
en ello, sino que se debe amar a nuestros enemigos y aquellos que nos hacen mal
poner la segunda mejilla, y así en muchas más maneras que el relata en aquel
significativo sermón del monte.
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo:
No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte
la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga
por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti
prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y
aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a
los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los
cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre
justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis?
¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos
solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Lc
6:38:48. (RVR1960).
No queda duda de cuál es entonces la esencia de la justicia de Dios, el mostró su amor para con nosotros aun
siendo pecadores, Cristo murió por nosotros (Ro 5:8), el pagó de manera cierta con su ejemplo como debe ser la
Justicia aplicada sobre quienes le siguen y si hemos sido nosotros alcanzados
por esta ¿Por qué no actuar bajo esta misma justicia? ¿Por qué nos afanamos en
buscar respuesta a la injusticia sobre nosotros? Y muchas veces ¿buscarla por
nuestras propias manos? Aludiendo ¡INJUSTICIA! Si, puede haber injusticia, ¿pero
bajo que parámetro es injusticia? Ya que, si Cristo nos perdonó de manera que
nos teníamos escapatoria a nuestra condena eterna, y aún más su mensaje es
claro con respecto a practicar la verdadera Justicia, ¡Su Justicia! ¿Por qué la práctica
permanece en nosotros?
Dios nos da una muestra clara de cómo quiere que actuemos y aún más en el versículo
inicial, cuáles deben ser nuestros objetivos en esta vida en la que caminamos
hacia la vida eterna. Él nos ayude a considerar sus preceptos, pero como realmente
deben ser considerados, para que haya vida, comunión, sanidad y cuantos otros
frutos en medio de su pueblo, por medio de la promesa que hay sobre el pueblo
de Dios a través de su palabra, conforme al perdón que debe existir en medio de
sus seguidores.
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Col 3:12-14. (RVR1960).
Referencias:
1.
REAL
ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.3
en línea]. < https://dle.rae.es/justicia> [02- junio - 2020].
2.
Todas
las referencias bíblicas se basaron en la versión Reina Valera 1960, (RVA1960)
disponible online en el sitio web Biblegateway.
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