"Y les dijo: Id por todo el mundo
y predicad el evangelio a toda criatura." Mr. 16:15 (RVR 1960).
Antes de avanzar definiremos “Evangelio”, una palabra que llama
inevitablemente a la acción y que es conocida por todos los que hemos conocido a Dios
en las distintas formas en las que Él puede manifestarse al hombre.
Evangelio: viene del griego “euangelion” que significa buenas nuevas1. Es usado más
de 75 veces en el Nuevo Testamento, por lo que su uso es mayoritariamente
asociado al cristianismo y su difusión de las buenas nuevas de que Dios en
Jesucristo ha cumplido sus promesas para con Israel, y se ha abierto un camino
de salvación para todos los hombres.
Conociendo entonces esta definición
no queda otra visión que manifestar que es un mensaje con un contenido
sublime y que, de forma imperante, debe ser difundido por quienes son portadores de Él hacia aquellos que necesitan escucharlo.
Es así como Dios ha tomado distintos
medios a través de los tiempos para la difusión de su mensaje eterno, como
indica el texto citado en el inicio donde Jesús encomienda a sus discípulos a llevar este evangelio a toda criatura
y difundirlo hasta lo último de la tierra, como lo indica en otra oportunidad.
"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin." Mt. 24:14. (RVR 1960).
Es necesario que sea difundido y
para ello como decía inicialmente, Dios se toma de lo que ha preparado. Un
claro ejemplo de ello es como Dios se hizo del apóstol Pablo, un fiero
perseguidor de la iglesia, quien al ojo incluso de los gentiles, nunca hubiese
tenido quizá la oportunidad de ser uno de los seguidores de Cristo. Dios lo
toma de manera radical transformando su vida de un momento a otro y sorprendiéndole
tanto a él como a los mismos apóstoles y seguidores de Cristo en ese minuto
(Hch. 9:1-22).
Pablo, un fariseo formado a los
pies de uno de los grandes eruditos judíos de aquel tiempo (Gamaliel), tenía
una prominente estatura y respeto ante todos los grandes judíos de aquellos
tiempos, además de respetada transigencia en toda su vida como defensor de la
ley de Dios y sus principios (Hch. 22:1-5). Es a este varón, distinto a
cualquiera de los apóstoles y/o seguidor de Cristo para aquel tiempo, a quien
Dios toma como portador del evangelio, pero no solo como el gran enseñador que
nosotros conocemos lleno de sabiduría, sino como un mensajero en aquellos
lugares donde difícilmente podrían llegar todos sus hermanos en aquel momento,
a la presencia de reyes (Hch. 26:1-32), ante emperadores (Hch. 25:1-27) y así
donde le fue encomendado o enviado por persecución obedeció al mandamiento de
llevar este evangelio del reino.
En este tiempo y bajo las
circunstancias en que nos encontramos, nuestros medios comúnmente usados no están
al alcance o disponibles para llevar el mensaje de salvación (como lo son la predicación
en la calle, cárceles, en los colegios, universidades, trabajos (algunos) u
otro medio en el cual Dios ha abierto puertas por el cual predicar su evangelio). Probablemente esto nos esté llevando a sufrir internamente y sentirnos
impotentes ante la ausencia de esta labor tan común para nosotros.
Bajo esta premisa nos
preguntamos, ¿Cómo predicamos ahora?
Quizá no podemos compararnos con Pablo u otro apóstol seguidor de Cristo, pero
en este tiempo Dios ha levantado medios y muy útiles, por medio de los cuales se
puede alzar con fuerza la voz del evangelio, quizá no ante autoridades de
gobierno o locales, como pudo hacerlo el Apóstol (aunque si nos propusiéramos Dios
es poderoso para abrir puertas), pero si podemos llegar a todo el mundo por
medios como redes sociales, servicios online disponibles para todo público,
plataformas dotadas de herramientas muy útiles para la realización de estudios
u otros, difusión de alabanzas por redes e imágenes con alto contenido evangelístico, etc. Pero tristemente, en muchos y quizá la mayoría de los casos, no está ocurriendo. Si Dios ha dispuesto y quiere echar mano de estos medios en el tiempo actual, ¿porque
no usarlos?, ¿porque no sacar el mayor provecho posible de ellos y hacer conexión
con aquellos que no conocen a Cristo? Pudiendo ver en nosotros un verdadero
hijo de Dios y un mensaje claro de la verdad de Cristo.
Se habla mucho en la actualidad
de que las redes sociales son el libro abierto de nuestra esencia, carácter y
forma de vida, entonces ¿porque no hay allí mayoritariamente un contenido que
muestre nuestra esencia de Cristo, nuestro carácter, como el de Cristo y
nuestra forma de vida como cristiano que soy? Como indicaba, somos por medio
de estas redes un libro leído o carta leída como lo expresa Pablo a
los Corintios:
"Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios" 2 Co. 3:2-4. (RVR 1960).
El sentirse alcanzado por la
verdad de la palabra de Dios no nos hace inferiores al resto de los cristianos,
sino que al contrario, muestra que nuestra conciencia está actuando y el Espíritu
Santo quiere hacer su obra en nosotros. Pablo manifestó que la lucha contra
esta carne es constante y dura (lo hablamos en el artículo "No somos invencibles", que si deseas leer puedes hacer click AQUÍ), por lo que esa lucha puede estar sucediéndose en su corazón en
este momento, la lucha entre el espíritu apresto a obedecer al llamado de Dios
y la carne y sus deseos de gloria y reconocimiento. Aun con esa lucha diaria, Pablo expresó una de las frases más reconocidas y que hoy usamos como arma de
lucha en nuestras congregaciones, por lo que nosotros de igual manera debiéramos
hacernos de esta convicción y levantar bandera en este tiempo.
"Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego." Ro 1:16 (RVR 1960).
Esta frase representa la entereza
de Pablo en su necesidad de difundir el evangelio y la necesidad de transmitir
este mensaje tan poderoso como hermoso a todos los que puedan escucharlo. Si
Dios se ha revelado a nuestras vidas, ¿por qué negar este maravilloso don a otros
que pudiesen ser alcanzados por él? Sobre todo en este tiempo de miedo e
incertidumbre en que muchas familias y personas en particular están siendo destruidas
por el enemigo a través de los medios que Él ha dispuesto, un mensaje como este
puede ser el bálsamo necesario y la cura a esas almas tristes y heridas que
necesitan de Cristo, que es el único que puede dar alivio y sanidad.
"Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo (...) y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz." Ef 6:11 y 15. (RVR 1960).
REFERENCIAS
1. Definición de Evangelio, Diccionarios bíblicos “Certeza” y “Nelson”
2. Lectura de apoyo, Sermón N° 34 “Predicar el Evangelio” por Charles Haddon Spurgeon.
Todas las referencias bíblicas han sido tomadas de la versión Reina Valera 1960, consultadas online en la página web https://www.biblegateway.com
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