"Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo."Juan 4:25-26 (RVR 1960)
Dios Padre, quien es Creador y Señor de todas las cosas, es un ser Todopoderoso quien, en su substancia multiformista, ejerce soberanía sobre todo lo que es suyo.
De ésta misma forma, Dios se presentó ante Su pueblo, Israel, mediante la voz humana de Moisés; quien, asustado y preocupado por la posible duda y pregunta del pueblo referente a si creer o no en las palabras que diría, consultó a Jehová diciendo:
"Y dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿qué les responderé?Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros."Éxodo 3:13-14
Para Moisés no fue suficiente conocer al YO SOY, por lo que quien hablaba a través de la zarza tuvo que mostrarse milagrosamente mediante señales y milagros para así infundir en su corazón y mente la certeza de lo que Dios esperaba de él. Y esto nos lleva a preguntarnos… ¿Por qué la naturaleza humana es dada a no creer en la Palabra de Dios?
La respuesta, aunque sencilla, no es fácil de responder. Primero porque, en teoría nuestra existencia fue para coronar la creación de Dios -cosa que nuestros primeros padres disfrutaron por poquísimo tiempo-, pero que dicho propósito tenía la intención de honrar a Dios con nuestra forma y semejanza a Él. Y segundo, nuestra condición humana (no divina, propensa al mal) fue puesta en balanza al momento de la tentación que todos conocemos en el Huerto del Edén. Lamentablemente, dichos primeros exponentes fracasaron y en nosotros se gesta desde el nacimiento, una fuerza misteriosa que lleva al hombre a alejarse de Dios; esto es lo que hoy conocemos como pecado.
El pecado es la principal causa por la cual no podemos creer a la Palabra de Dios y nuestro Señor Jesucristo así lo dijo:
“—¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.”Marcos 9:23 (NVI)
El hombre natural, es decir quien no ha aceptado a Cristo en su corazón, no puede creer realmente a Dios, por lo que su corazón está lejos de Él por simple lógica. Quien no cree en Dios, no puede creer en la Palabra de Dios.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Hebreos 11:6
Moisés no conocía al YO SOY, por lo que era imposible que creyera de corazón lo que la voz de la zarza le decía. Pero entonces, ¿en qué momento Jehová cambió la vida de Moisés? Simple: cuando terminó de conversar con él en ése primer encuentro.
¡Qué maravilloso es saber que Dios nos puede hacer tan bien!
La vida de Moisés jamás volvió a ser la misma cuando conoció al YO SOY, el cual está vivo, atento, escuchando cada una de nuestras súplicas que elevamos a él de corazón, en humildad y de la forma en la que Cristo y las Sagradas Escrituras nos han enseñado.
Amados lectores, el YO SOY, la Cimiente de David, la Estrella del albor es nuestro Dios: JESÚS. Busquémosle, adorémosle, deseémosle, para que, como dice su Palabra:
“Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.”
Isaías 12:3 (RVR 1960)
La gracia del Señor repose sobre todos vosotros. Amén.
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