“(...) echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”
1 P. 5:7 (RVR 1960)
En el mundo
modernizado en el cual habitamos, cada día son más las personas que acuden a
consultas psiquiátricas y psicológicas buscando ayuda para lidiar con las
situaciones y pensamientos que imperan en su intranquilidad mental. Son guiados
por la profunda necesidad de encontrar descanso o, en su defecto, contarle a
alguien físicamente presente sus necesidades más íntimas, a fin de obtener
algún tratamiento que les beneficie, ya sea para conciliar el sueño o no sentir
esa negatividad que les oprime.
LA DEPRESIÓN COMO PROBLEMA DE SALUD
La depresión es
definida por la OMS como un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por
la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o
falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio
y falta de concentración.1 Esto nos deja entrever que la única
solución más probable es tratar cada foco descrito anteriormente, modificando
la liberación de los neurotransmisores cerebrales que impulsan la actividad
depresiva y esto, precisamente, es lo que hacen los antidepresivos.
Estudios afirman
que la depresión es causada por factores genéticos (50%), influenciada por
cambios en las concentraciones de neurotransmisores, desregulando las
cantidades de la neurotransmisión colinérgica, noradrenérgica, dopaminérgica,
glutamatérgica y serotoninérgica.
También pueden
estar implicados factores psicosociales. Las situaciones de estrés mayor de la
vida cotidiana, en especial las separaciones y las pérdidas, preceden habitualmente
a los episodios de depresión mayor; sin embargo, estos acontecimientos no
suelen provocar depresión intensa de larga duración, excepto en personas
predispuestas a padecer un trastorno del estado de ánimo.3
El diagnóstico de
los trastornos depresivos se basa en la identificación de los signos y síntomas
y el tratamiento basado en soporte, psicoterapia y fármacos; de entre los
cuales, y solo para citar a los más famosos, se encuentran la sertralina,
fluoxetina, paroxetina, citalopram, clonazepam entre otros.
En Chile, la
depresión no es la primera causa de muerte pero sí es la primera causa de
consulta en los servicios de salud mental. En 2017, la Encuesta Nacional de
Salud (ENS) arrojaba que la prevalencia de depresión en Chile es de un 6,1%, del
cual el 10,1% es en mujeres y el mayor rango etario es entre los 45-54 años,
afectando a una buena parte de la población adulta en edad activa.
La sospecha depresiva
en mayores de 18 años fue de un 15.8% a nivel nacional, donde nuevamente las
mujeres fueron el género predominante.2
Esto nos hace
pensar en la enorme cantidad de personas que son propensas a desarrollar una
enfermedad por salud mental, lo cual, es un problema de salud pública previsto
por el Gobierno, incluyendo dichas patologías en programas que aminoren la
carga e impacto económico que esto conlleva a la población, aparte de generar
una red de soporte afectivo y de colaboración que involucra a todo el equipo
médico.
Pero, espiritualmente hablando, ¿es la
depresión una enfermedad del alma?
El alma es la
segunda parte de las dimensiones del ser humano, a saber: espíritu, alma y cuerpo. El alma es considerada
el principio vivificante e inteligente que anima al cuerpo humano, empleando
los sentidos corporales como sus agentes de exploración de las cosas
materiales, y los órganos corporales para expresión de sí misma y comunicación
con el mundo exterior. De ella emerge el deseo de pecar, lo que no es exclusivo
del alma (se peca asimismo con el espíritu y en el cuerpo). El alma es la
portadora de la vida y se relaciona al sostenimiento, riesgo y pérdida de la
vida.
Cuando un órgano
del cuerpo es dañado, el alma no puede funcionar como debe por medio de él. 4
Por ende, se puede decir que la depresión no
es una enfermedad del alma, sino del cuerpo; el cual en su limitada capacidad
no puede sobreponerse por sí solo ante el desbalance químico existente, sin
dejar de lado al componente genético inherente.
Si no es un problema del alma, ¿qué es?
Espiritualmente
hablando, la depresión es una artimaña del enemigo, quien en su forma más
astuta se ha introducido en la mente de las personas a través de potestades las
cuales tienen el objetivo de segarlas, aún más de lo que el pecado lo ha hecho,
al conocimiento de la verdad y alejando a la criatura de la luz perfecta de
Dios.
Cristo, quien se tuvo que enfrentar directamente con personas con trastornos psiquiátricos, pudo ver claramente que la causa visible de dichos comportamientos son espíritus inmundos que atormentan al ser humano en su totalidad, es decir, afectan al cuerpo, alma y espíritu; provocando que realicen actos deplorables y que minen su relación con Dios de forma tal, que no escuchen más voces sino la de sus opresores.
El caso del endemoniado gadareno (Mr. 5:1-20) es una de las máximas expresiones de la naturaleza omnisciente de Cristo, pues al saber que había espíritus en aquel hombre, los enfrentó sabiendo que había legiones de demonios en él; demostrando una vez más que “no hay otro nombre que el Nombre de Cristo” (Hch. 4:12).
Entonces, ¿cuál es el verdadero tratamiento
de la depresión?
Para responder
esta interrogante se debe orientar hacia dos grupos de personas. En primer
lugar el mundo secular, el cual se encuentra alejado de Dios. Es menester que
todo aquel que busca la verdadera cura para esta batalla espiritual conozca y
tenga la evidencia de ser un salvado y redimido por la sangre de nuestro Señor
Jesucristo. Es imperativo que, como bien nos dice Hebreos 11:6, que el que se
acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por
lo tanto, en la persona sin Dios, es necesario acercarse a Él con fe y lo demás
viene por añadidura (Mt. 6:33).
En segundo lugar,
el que ha nacido de nuevo y ha conocido la bondad de Dios tiene la ventaja de
que puede acercarse con plena certidumbre de fe, rogando con fe en su corazón
la restauración de su alma; pudiendo incluso solicitar la unción de los
ancianos de la iglesia, los cuales harán esta labor y dependiendo de la fe del
enfermo será sanado y sus pecados le serán perdonados. (Sal. 34:7)
Con esto, se debe
desmitificar el hecho de que algunas congregaciones anuncien que por ser hijos
de Dios no tendremos pruebas ni procesos en esta vida pasajera. Todo lo
contrario, pues estas enseñanzas van en pugna de la Palabra de Dios, queriendo
desvirtuar el deseo de Dios, el cual es perfeccionar al hombre, alejándolo del
pecado mediante procesos que purifiquen
su alma y le acerquen a la estatura de un varón/a perfecto/a y agradable
a Dios.
Finalmente,
podemos encontrar en las Escrituras algunos consejos a seguir en caso de que
seamos presa de esta situación; a saber, que:
2. Satanás, el diablo, “anda como león rugiente para devorarnos” (1 P. 5:8), pero Cristo le ha vencido por medio de su sacrificio de amor en la cruz.
3. No hay demonios ni potestades en el cielo ni en la tierra capaces de resistirse al poder de Dios. (Hch. 16:18)
4. Si estamos enfermos, podemos acudir a Dios con fe y solicitar la unción a través de hermanos ancianos, los cuales impondrán sus manos y de acuerdo a nuestra fe seremos sanos (Stg. 5:14-15)
5. Es deber de todos cuidar de nuestros más cercanos y congregación. “Orando los unos por los otros” (Stg. 5:16), punto importantísimo en lo que se refiere a la comunión del cuerpo de Cristo.
6. Si hemos de pasar por el valle de angustias, Cristo es quien va con nosotros. “Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal. 23:4). No desmayemos, Dios no es un Dios de confusión (1 Co. 14:33), sino de poder y autoridad (Lc. 4:36)
Su Espíritu Santo
nos dirija hoy y siempre.
Fuente: encuentrosconjesus.com |
1. Organización Mundial de la Salud (OMS): Temas de salud: “Depresión”. https://www.who.int/topics/depression/es/ Consultado el 01/04/2020.
2. MINSAL. Encuesta Nacional de Salud 2016-2017: Segunda entrega de resultados. https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2018/01/2-Resultados-ENS_MINSAL_31_01_2018.pdf Consultado el 01/04/2020.
3. Ghasemi M, Phillips C, Fahimi A, et al: Mechanisms of action and clinical efficacy of NMDA receptor modulators in mood disorders. Neurosci Biobehav Rev 80:555-572, 2017. doi: 10.1016/j.neubiorev.2017.07.002.
4. Guerrero S, Sánchez A: “La Singular Perfección del Diseño Humano” KLESIS, un llamado de Dios. MBS. Cap. 1. Pág. 19-25. 2018.
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