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Existió un varón de Dios y profeta, que nos muestra un símil del hermoso regalo dado por nuestro Señor hacia nosotros, o como se expresa en el artículo anterior, el pago de aquella deuda inmensurable.
Este varón, que seguramente es conocido por todos nosotros (su historia), es OSEAS, uno de los profetas menores que se encuentran en al Antiguo Testamento; quien recibe una orden directa de parte de Dios (Os. cap.1): de ir y tomar una mujer “fornicaria” como su esposa, con el fin de mostrar algo importante, esto era, el estado de la tierra de los hombres, en fornicación.
Este varón, que seguramente es conocido por todos nosotros (su historia), es OSEAS, uno de los profetas menores que se encuentran en al Antiguo Testamento; quien recibe una orden directa de parte de Dios (Os. cap.1): de ir y tomar una mujer “fornicaria” como su esposa, con el fin de mostrar algo importante, esto era, el estado de la tierra de los hombres, en fornicación.
"El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová".
Os. 1:2 (RVR 1960).
Este profeta de Dios da una muestra gigante de obediencia a Dios, no mirando la orden y menos lo que su derredor pudiera decir de él y de su esposa; sino que solamente miró desde quién venía la orden y, reitero, obedeció.
Transcurre así la vida de un hombre con su mujer: conviven y tienen hijos; pero aquella mujer no olvidó su condición pasada y aún mantenía el recuerdo de su vida y no para bien, sino que prácticamente era dominada por su pecado y el deseo pleno de volver al lugar del cual salió; semejante a muchos cristianos que son alcanzados por Dios en algún bien, o solución pasajera y luego parece que olvidan aquel beneficio y como no ha habido un reconocimiento pleno y/o una transformación completa, toman el camino atrás y vuelven hacia donde habían venido. Esta mujer así lo dijo e hizo.
"Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida." Os. 2:5 (RVR 1960).
Sin embargo, Oseas nuevamente ordenado por Dios va a buscar a aquella mujer, ahora con algunos signos claros de estar atrapada en su pecado (prostitución), teniendo Oseas que pagar por ella y poder tomarla como su mujer nuevamente: notando aquí que era una mujer esclava de su pecado y maldad. No había otro medio ni camino para ser liberada que haciendo un pago, el cual Oseas en un acto de obediencia plena, está dispuesto hacer nuevamente tal como en la primera ocasión, no discriminando quien era, su condición ni menos lo que dijera el mundo, él obedecía a Dios.
"Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos, y aman tortas de pasas. La compré entonces para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada."Os. 3:1-2 (RVR 1960).
Ahora mis amados hermanos lectores, como decía al inicio, solo con haber leído esta historia ya podemos entender aquella semejanza con el regalo de nuestro Señor Jesucristo: ya que muchas veces nos apartamos y olvidamos este hermoso regalo, llevándonos nuestras inclinaciones carnales a pasiones y pasatiempos que nos alejan más y más de Dios. Así lo expresa el profeta Isaías:
"Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino (...)" Is. 53:6 (RVR 1960).
De todas maneras, nuestro Dios clemente y misericordioso, no mira nuestra ingratitud ni bajeza.
"(...) más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros."Is. 53:6 (RVR 1960).
Esto fue lo que pagó nuestro Señor Jesús en el madero de la cruz: nosotros, es decir, toda la humanidad fuimos el precio: una humanidad descarriada, pervertida, muy pero muy lejos de Dios, llevados por nuestros propios deseos, algunos aún habiendo conocido a Dios, ¡Cristo ya saldó la deuda! Y fue a través de una ofrenda propia, en la que padeció por todos nosotros.
Yo les invito, humildemente, a que nos analicemos, en profundidad, si he tomado yo este regalo que descendió desde el mismo cielo por amor a nuestras almas, meditando en nuestros corazones la condición en particular en la que nos encontremos, aunque sintamos que no somos merecedores de una nueva oportunidad. Quizás alguno dice en su mente: ¡oh! ¡yo no merezco esto, yo ya le falle antes al Señor!
Hermano, que no sea esto una traba para seguirle pues CRISTO YA PAGÓ TODO NUESTRO PECADO por amor y solamente por amor, precisamente, en aquél momento en que expresó allí en sus últimas palabras, ¡TETELESTAI!
Hermano, que no sea esto una traba para seguirle pues CRISTO YA PAGÓ TODO NUESTRO PECADO por amor y solamente por amor, precisamente, en aquél momento en que expresó allí en sus últimas palabras, ¡TETELESTAI!
Como escribiría Thomas Kelly, en la composición de su hermosa alabanza:
"El rescate esta pagado; ya eres libre, pecador"(HIEP 366).
Amados lectores, Dios nos ama mucho y Él lo hace con amor eterno, ¡EL YA PAGÓ!
"Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia."Jer. 31:3 (RVR 1960).
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