“Mirad que nadie
os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de
los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.”
Colosenses 2:8
Comencemos aclarando
que la idea de la «selección natural de
las especies» o «teoría de la evolución»,
por la cual se cree que el hombre desciende de un ancestro de alguna familia de
primates, requiere una cantidad similar o mayor de fe que la que se requiere
para creer lo que nos enseñan las Sagradas Escrituras.
Ambas posiciones
podrían describirse mejor como «filosofías respecto al origen de la vida» que como
«teorías científicas», ya que aunque se crea que la Biblia dice lo correcto no
podemos afirmar que sea un libro científico, y por su parte, en el caso de la
teoría de la evolución, nunca se ha probado su veracidad científica y por eso
se llama justamente «teoría».
De hecho, la
teoría de la evolución incluso se contradice con algunas otras teorías
científicas, como por ejemplo con la «segunda
ley de la termodinámica1» que indica que si se deja todo en reposo,
todo tiende a desordenarse cada vez más, y no a ordenarse y hacerse más complejo
(todos alguna vez lo hemos visto y comprobado).
La teoría de la
evolución también supone que los cambios o mutaciones son siempre beneficiosos,
mientras que la observación de la naturaleza nos muestra que a veces no resulta
así.
Por todo esto,
siempre que se escucha hablar responsablemente de la teoría de la evolución se
va a escuchar hablar de «eslabones perdidos» o de «misterios» todavía no
resueltos. Por esto, volvemos a la afirmación inicial: ni la teoría de la evolución ni la de la creación especial por parte de
Dios se pueden comprobar en un laboratorio. Las razones son que la creación
especial ocurrió una vez y la evolución es demasiado lenta como para que se
pueda observar.
¿Qué debemos responder,
entonces, cuando nos pregunten sobre este tema? Dos posibles recomendaciones
serían:
Primero: que la
teoría de la evolución, en particular en lo que respecta al ser humano, nunca ha sido demostrada, y por lo
tanto no es necesario afirmarla ni creerla como si fuera un hecho científico.
Y segundo, debemos
tener muy en claro que la Biblia no es un libro primariamente de biología ni de
antropología, por lo que debemos enfocarnos en lo que estamos bien seguros y
que la Biblia destaca: Dios creó todas
las cosas y las puso en orden para que funcionen. Y dentro de su creación estuvo
el ser humano, a quién Dios creó para amarlo, y quién no puede ser feliz sin
corresponderle a Dios.
Es por eso que
quien no tiene una relación con el Creador tiene un vacío que no puede llenar
con ninguna otra cosa que no sea Dios.
“Porque así dijo Jehová, que creó
los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no
la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.”
Isaías 45:18
1. Aquí se
refiere a la entropía que ocurre en un sistema determinado, la cual, en
términos muy generales, indica que todo sistema tiende al desorden y que a
mayor desorden, posee mayores probabilidades de éxito de “supervivencia”.
REFERENCIAS
Todas las citas
bíblicas han sido consultadas en el sitio web BibleGateway, disponible
gratuitamente en https://www.biblegateway.com/
Leys, L. 101
Preguntas difíciles 101 respuestas directas. Editorial Vida, Miami FL. 2011.,
p. 23.
0 comentarios:
Publicar un comentario