En los tiempos
modernos en los que vive la iglesia, se observan diversas conductas mundanas que
dan luces de como el gobernador de este mundo está trabajando, turbando las
mentes de aquellos a quienes a encadenado, haciéndoles extraviarse de la verdad
que ha sido manifestada a través del evangelio de Jesucristo.
En los últimos
años ha ido tomando mucha fuerza el uso de la palabra “procrastinación”,
llegando a escucharse dentro de nuestros templos. Para aquél que sabe y para
aquel que no, ¿se podría decir que la procrastinación es un enemigo moderno de
la fe?
La palabra
procrastinar viene del latín procrastināre, que significa diferir o aplazar1.
Procrastinar implica demorar el inicio o conclusión de una tarea obligatoria y
aplazarla para llevar a cabo actividades incompatibles con ésta.
Hay autores que
señalan que un 80% de la población muestra este comportamiento y que hasta un
50% lo hace consistentemente, es decir, siempre actuando de manera similar2.
Además, varios estudios asocian el fenómeno con altos niveles de angustia,
ansiedad e incremento de conductas impulsivas, como el consumo elevado de
alcohol, tabaco y alimentos, por lo que, en algunos países, se le considera un
problema de salud pública3.
Imagine que Ud.
es un joven que tiene mañana una evaluación importante. Abre el libro de estudio,
pero se da cuenta que está lleno de ejercicios tediosos que implican pensar
bastante. Ve su reloj y piensa: “voy entrar solo 5 minutos a Instagram” o “respondo
estos WhatsApp pendientes y me pongo a estudiar”. Una o dos horas después, se
da cuenta de que no ha hecho nada. Si le ha pasado, probablemente Ud. ha sido
víctima de la procrastinación.
Según la
literatura, las tareas que han generado procrastinación son aquellas que
resultan aburridas, difíciles o que representan un reto cognitivo para los
participantes5.
Se trata entonces
de un problema de autorregulación y de organización del tiempo, pues quien
pospone o procrastina una decisión, en el fondo, evidencia una conducta
evasiva.
Se puede dar
en6:
- Tareas cotidianas: provocando sensación de caos o de no poder llegar a hacer todo lo que se había pensado y de frustración debido a la acumulación de tareas pendientes.
- Compromisos personales: produciendo sentimientos de insatisfacción, inseguridad, inferioridad y estancamiento.
- Compromisos con los demás: perdiendo la confianza y el respeto por sus pares.
Todos estos
puntos se pueden evidenciar y mejorar a la luz de la Palabra del Señor y podemos
dilucidarlo en los siguientes puntos:
1. El momento
de comenzar a hacer lo pendiente es AHORA: principalmente porque no se sabe lo
que nos depara el futuro. El presente es pasajero, así como nuestra existencia.
No debemos suponer que el tiempo de más tarde nos pertenece.7
“No te
jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día.”
Pr. 27:1
(RVR 1960)
2. Organice su
agenda con los pendientes según importancia: esto permitirá comenzar por lo que
más apremia, saliendo del paso de las tareas que pudiesen llevar más tiempo.7
“Todo hombre
prudente procede con sabiduría; más el necio manifestará necedad.”
Pr. 13:16
(RVR 1960)
3. Aprenda a
descansar: Jesús conocía muy bien que el descanso debe ser parte de nuestra rutina.
8
“Él les
dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. (…)”
Mr. 6:31
(RVR 1960)
Este pasaje
de la historia bíblica ocurre justo después de una gran jornada de trabajo y
nos da un patrón que debemos imitar para evitar el estrés y la procrastinación.
4. Seamos
buenos administradores: el apóstol Pablo escribe en Efesios 5:16: 8
“aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos.”
Pablo invita
a la iglesia a no dejar pasar ninguna oportunidad de hacer lo correcto. En un
mundo que vive en completa oscuridad, hemos sido llamados para ser luz y no una
luz parpadeante, que malgasta su tiempo en cosas banales, sino que Dios nos
prefiere ocupados en los asuntos que nos convienen. No olvidar que, si no se administra
bien el tiempo, hay una gran probabilidad de que seamos tentados a cometer
pecado delante de Dios.
Que el Señor
nos ayude y nos dote de Su divina gracia.
REFERENCIAS
Todas las
citas bíblicas pertenecen a la Revisión Reina Valera 1960, consultadas en la
página web https://www.biblegateway.com/.
- https://dle.rae.es/procrastinar
- Steel, P. (2007). The nature of procrastination: A meta-analytic and theoretical review of quintessential self-regulatory failure. Psychological Bulletin, 133(1), 65-94. Recuperado de http:// www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17201571
- Tice, D. M. & Baumeister, R. F. (1997). Longitudinal study of procrastination, performance, stress, and health: The costs and benefits of dawdling. Psychological Science, 8, 454-458. doi: 10.1111/j.1467-9280.1997.tb00460.x
- Paden, N. & Stell, R. (1997). Reducing procrastination through assignment and course design. Marketing Education Review, 7(2), 17-25. Recuperado de http://franke.nau.edu/the_working_paper_ series/wps_97_02_reducing_procrastination_ through_assignment_and_course_design
- Ferrari, J. & Tice, D. (2000). Procrastination as a self-handicap for men and women: A task avoidance strategy in a laboratory seeting. Journal of Research in Personality, 34, 73-83. doi: 10.1006/jrpe.1999.2261
- Universidad del País Vasco. Yo procrastino, tú procrastinas. Disponible online en https://www.ehu.eus/documents/2632144/2634184/Yo+procrastino.pdf Consultado el 09-04-2020.
- BibliaTodo. ¡Ya, estoy cansado de procrastinar! Disponible online en https://www.bibliatodo.com/Reflexiones-Cristianas/ya-estoy-cansado-de-procrastinar/ Consultado el 09-04-2020.
- I3D Blog. Procrastinar: ¿Qué dice la Biblia? Disponible online en https://joveni3d.wordpress.com/2015/11/18/procrastinar-que-dice-la-biblia/ Consultado el 09-04-2020.
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