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lunes, 6 de abril de 2020

SI DIOS EXISTE ¿POR QUÉ HAY HAMBRE EN LA TIERRA?


“Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.”
Gn. 1:12

Para el hombre natural, es decir aquel que no ha nacido de nuevo, le es fácil emitir juicios que atenten contra la naturaleza divina y soberana de Dios. Es por esto que comúnmente escuchamos de sus labios, dichos desafortunados que analizándose en profundidad, se denotan carentes de la naturaleza divina que es propia del Hijo de Dios. Frases como “Dios no existe porque hay guerras” o “¿dónde está Dios cuando las personas y niños se mueren de hambre?” solo nos llevan a pensar en que aquellos no han degustado del verdadero favor de Dios y su entendimiento se encuentra entenebrecido, pues no alcanzan a vislumbrar la luz que otorga la revelación del Espíritu Santo en el corazón del hombre.

La Palabra del Señor es una herramienta poderosísima para el cristiano, quien día a día tiene que ver cómo se desvirtúan las verdades que nuestro Padre ha dejado estipuladas en las Escrituras; y, es de extrema necesidad que cada día el cristiano se nutra de éstas verdades, a fin de enfrentar con respeto, valentía y humildad las enseñanzas que el Espíritu Santo nos revela.

Una de las máximas indiscutibles es que Dios es justo y que, por consecuencia, el hombre no lo es. Para responder a la mencionada pregunta: ¿Por qué hay hambre en el mundo, si se supone que Dios es real? Debemos saber que Dios puso en Su creación más que lo suficiente para sustentar con abundancia a todas las criaturas que Él ideó en su mente divina.

Lamentablemente, cuando el hombre decidió que quería ser independiente de Dios, no sólo se rompió la armonía entre el hombre y Dios, sino que la caída también afectó la relación del hombre con la naturaleza y con sus semejantes, las cuales son reflejo divino.

En la época antigua, para que a nadie le faltara alimento, el pueblo tenía instrucciones precisas dentro de la Ley que el Señor les había dado acerca de cómo cultivar para obtener mejores cosechas y también de cómo proceder para que no carecieran de provisión los más necesitados.

“Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.”Éx. 23:10-11 (RVR 1960)

“Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.”Lv. 23:22 (RVR 1960)

Luego, en la iglesia primitiva y fieles a las consignas de amor al prójimo que les había dejado nuestro Señor Jesús, los creyentes compartían todo lo que tenían de manera que a ninguno le faltara nada.

“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.”Hch. 2:44-45 (RVR 1960)

“Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.”Hch. 4: 34-35 (RVR 1960)

Dios nos hizo libres, es decir que nos da la libertad de elegir entre hacer las cosas bien de acuerdo a las instrucciones que Él nos ha dado, o hacer las cosas según nuestras propias inclinaciones y pasiones. Sin embargo, es innegable que la naturaleza humana tiene una tendencia natural hacia el egoísmo y la avaricia.

La Palabra de Dios nos dice que «raíz de todos los males es el amor al dinero» (1 Ti. 6:10) y, precisamente, ahí está la respuesta.

Hay personas que, por amor al dinero, acaparan infinitamente más de lo que necesitan, en lugar de practicar la generosidad y el amor al prójimo tal como sería el anhelo de Dios, generando un desbalance en todo lo que esto conlleva.

Bien puedes decir: “es mi trabajo y mi esfuerzo, me lo merezco”; lo cual puede llegar a entenderse, pero no es lo que Dios quiere de tu vida. Dios nos de la sabiduría para administrar sabiamente todo lo que llega a nuestras manos.

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”
1 P. 4:10



REFERENCIAS
Leys, L. 101 Preguntas difíciles 101 respuestas directas. Editorial Vida, Miami FL. 2011., p. 23.
Todas las citas bíblicas han sido consultadas en el sitio web BibleGateway, disponible gratuitamente en https://www.biblegateway.com/

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