“Orando en todo tiempo con toda oración y
súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por
todos los santos” Efesios 6:18 (RVR1960)
Mencionaré algunas cosas que debe hacer la persona que desea prevalecer en la oración:
- Debe orar por algo definido. El objeto debe ser bien claro en la mente del que ora. Pero en lugar de hacer esto, muchos oran por lo que se les viene a la memoria en sus voladoras imaginaciones. Esta oración no es efectiva.
- Para que la oración sea efectiva debe hacerse según la revelación divina lo haya diseñado. Hay tres maneras por las que Dios revela su voluntad a los hombres en la oración para conocer su guianza: por sus promesas, por su providencia y por su Espíritu.
- La oración efectiva implica un gran deseo para obtener el objetivo al igual de su importancia. Si el deseo para adquirir el objeto es grande, y es un deseo benévolo no contrario a la voluntad de Dios y a Su providencia, lo más seguro es que será contestada.
- Para que sea efectiva, la oración no debe ser egoísta, sino dictada por el ardiente deseo que Dios sea glorificado. La tentación de motivos egoístas es tanto que se duda si muchas oraciones que ofrecen algunos, (si no muchos) padres no gratifica sus anhelados deseos. No consideran la deshonra que muchos de sus hijos acarrean a Dios con sus pecados y vicios. Esta es la razón porque muchas de las oraciones no las contesta Dios, y porque hay tantos padres cristianos con tantos hijos inconversos.
- Si Ud. quiere orar efectivamente, debe orar mucho. Se cuenta que después de muerto el Apóstol Santiago tenia callos en las rodillas como las patas del camello.
- Debe orar con fe. Usted no debe
esperar la respuesta de sus oraciones si ora sin la esperanza de recibir por lo
que ora.
- Finalmente, la oración prevaleciente debe ser oración perseverante. No piense Ud. que está preparado para ofrecer la oración efectiva si piensa orar por una cosa y luego deja de orar. Muchos cristianos se mantienen en la oración prevaleciente demorándola. Sus mentes gradualmente se llenan de ansias deseando obtener el objeto deseado, y andan en sus trabajos y negocios con suspiros de corazón para que Dios los vea. La oración para que sea efectiva debe hacerse con agonía de corazón y de lo deseado. El Apóstol Pablo habla de esto como dolores de parto por las almas. Conozco personas que han orado hasta que les ha salido sangre por las narices; otros han orado hasta que han estado bañados en sudor con todo y que han estado en las noches más frías del invierno; otros hasta que se han desmayado en la agonía de sus almas. Esas son las oraciones que prevalecen delante de Dios.
C.G. Finney
REFERENCIAS:
REFERENCIAS:
Finney, C.G. La Oración Prevaleciente. Revista Fuego de Pentecostés, Editorial Eben-Ezer. Vol. 158. Marzo de 1942, pág.
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